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Gregorio de la Fuente |
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Gregorio de la
Fuente Rojas nació en Santiago de Chile el 5
de diciembre de 1910.
Hijo de José Gregorio
de la Fuente Montero, un rico terrateniente de la zona
de Curicó y gran coleccionista de pinturas y
de Marina Rojas Montero, Gregorio era el pequeño
de cuatro hermanos y comenzó a pintar con cinco
años de edad, gracias al estímulo de
su padre. Muerto su padre cuando tenía seis
años, fueron los esfuerzos de su madre los que
sacaron adelante a la familia y permitieron que Gregorio
obtuviese una beca para estudiar en el Colegio San
Agustín de Santiago de Chile. Poco antes de
finalizar sus estudios de Humanidades, sus profesores
organizaron la que sería su primera exposición
pública en el Colegio. Si desde niño
reconocía sentirse atraído por los colores,
durante su dura adolescencia el arte fue para él
un refugio y como él mismo dijo: "Contemplaba
los hechos, las cosas y la naturaleza, sintiendo la
urgencia de traspasarlas a cualquier superficie".
A
decir de Aída Delgado, viuda de Gregorio, él "necesitaba
transmitir a través de la pintura los sentimientos
humanos, la justicia, el trabajo, los desastres naturales
y los acontecimientos políticos e históricos
de la vida nacional".
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1920-1930 |
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Gregorio de la Fuente |
En 1927, Gregorio recibió sus primeras lecciones de
dibujo del chileno Manuel Núñez, profesor de
la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Gregorio
había ingresado, con 17 años de edad a la Facultad
para estudiar Pedagogía en Artes Plásticas con
Carlos Isamitt, justamente en la época de la renovación
artística que encabezaba un grupo de jóvenes
pintores de la Escuela, tan brillantes como pobres, conocidos
como la "Generación del 13". Isamitt quiso
renovar por completo la arcaica idea que se tenía para
la enseñanza de la plástica.
La "Generación
del 13" reivindicaba el paisaje como expresión
de la vida cotidiana, las costumbres y los valores populares.
Es el hombre y la mujer, niños y jóvenes y en
la sensible lucha por la vida, el trabajo y la sociedad los
protagonistas de sus obras en el escenario de un momento histórico
y social determinado.
Todo esto constituía una vindicación
de lo chileno sobre lo foráneo. En este ambiente reivindicativo,
Gregorio de la Fuente, junto a otros docentes , creó un
Taller Libre en el centro de la ciudad de Santiago para dedicarse
de pleno, al trabajo con modelos naturales, hasta 1929.
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1930-1940 |
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Autoretrato,
1931.
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Gregorio de la Fuente inició clases con el
reconocido pintor Juan Francisco González, profesor
que resultaría decisivo en la actitud abierta y liberada
del joven pintor, lo que se reflejará en su ágil
pincelada y su capacidad para expresar sentimientos en el lienzo.
Según el pensamiento de González: "El profesor
aplasta a los alumnos; tuerce sus temperamentos que no deben
pertenecer sino a sus dueños. Cada uno debe pintar como
quiere, como se lo manda su impulso, su visión del mundo,
su ebullición íntima".
En 1931 continuó su
formación con Julio Fossa Calderón en la Escuela
de Bellas Artes en la Universidad de Chile. Junto a este maestro,
Gregorio se acercó al paisaje desde la perspectiva del
Post-impresionismo y de las distintas corrientes nacionales
de la pintura y también europea. De este modo se aproximaría
más a lo real, centrándose en elementos sensitivos
y subjetivos, pero sin abandonar la racionalización
del objeto. No en vano, a Gregorio le atraía el arte
mexicano del momento, pues y según enseñaba en
las aulas, “ los mexicanos están empapados de
ciertas circunstancias locales como el problema entre el indígena
y el español y por ello tienen un sentido pictórico
de mayor dureza". En concreto admiraría a Diego
Rivera, que "lleva a Europa su alma americana, absorbe
todos los istmos y extrae de ellos lo que le hace falta para
alcanzar un resultado definitivo, difícilmente superado:
SUS FRESCOS. En ellos, las preocupaciones plásticas
se funden con la sensación social de este tiempo que
busca la justicia colectiva". Hacia 1937 fue ayudante
de la cátedra de pintura mural al fresco en la Facultad
de Bellas Artes de la Universidad de Chile, que dirigía
a la sazón el profesor Laureano Guevara. Fue la época
de su primer matrimonio, con Petronila Sentís Arrue,
con quien tuvo cuatro hijos (tres niñas y un varón),
matrimonio que duraría hasta 1939. En sus primeros trabajos
como pintor se acercaba al Impresionismo, con la naturaleza,
el paisaje y la luz como elementos centrales. Recogía
así la temática del paisaje, que naciera en el
siglo XIX con pintores como Pablo Buchard, Antonio Smith o
su mentor Juan Francisco González. Según el pintor,
en el Impresionismo "Hay un derramamiento dionisiaco de
color; no se busca la consistencia total: el contacto absoluto
con la naturaleza; el artista pasa a ser parte integrante el
paisaje, elemento de él".
Gregorio participaría
en salones oficiales desde 1934 y brillaría con luz
propia cuando, a partir de 1938, la pintura al fresco fuera
incorporada al Salón Oficial.
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1940-1950 |
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Aída
del Carmen Delgado,
segunda esposa del artista
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El 31 de diciembre de 1941 se casó en segundas nupcias
con Aída del Carmen Delgado Meza, estudiante de la Facultad
de Derecho de la Universidad de Chile de Santiago, con quien
tuvo otros dos hijos. Formada su familia junto a sus seis hijos,
en ese tiempo, Gregorio se dio a conocer artísticamente
en la exposición realizada en el Banco de Chile de Santiago.
En ella expuso 37 lienzos cuya temática iba desde la
naturaleza muerta hasta el retrato, pasando por el paisaje
marino y el rural. El Impresionismo se dejaba sentir en su
captación del instante y el Expresionismo a través
de ciertas notas dramáticas. De pintura muy colorista
y destacada en el dominio de los verdes, su arte seguía
aún sometido a lo real y al objetivismo riguroso propios
de las enseñanzas académicas.
El 31 de octubre
de 1941, Gregorio de la Fuente fue galardonado en el Salón
Oficial Interamericano con el Primer Premio Universidad de
Chile. En 1942 participó en la elaboración del
mural de la Escuela de México de Chillán junto
a Laureano Guevara, Camilo Mori y Alipio Jaramillo. En el mural,
Gregorio pintaría los medallones de los 21 próceres
americanos. Gracias a este trabajo se involucraría definitivamente
en el muralismo, en contacto con muralistas consagrados como
Xavier Guerrero o el mexicano David Alfaro Siqueiros.
Estudio
del Pintor
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El acercamiento al muralismo estaba relacionado con el
despertar de la conciencia social del arte entre algunos artistas
chilenos. Así expresa en su Cátedra: "es
innegable que un mural, por su ubicación, es una cosa
pública, que está en directa relación
con la gente. En ese sentido puede servir para instruir o inspirar
intereses sociales en las personas. Yo creo que un mural no
implica un compromiso político, sino social".
En
agosto de 1942, Gregorio organizó el Primer Salón
Independiente en el Banco de Chile. Herederos del Post-cezanismo,
los pintores de la "Generación del 40" desarrollaron
un arte más auténtico y comprometido con lo nacional.
Gregorio lideró este movimiento, acercándose
al Expresionismo y la abstracción, ampliando lo cromático
para sintetizar la forma, pero sin romper definitivamente con
las aportaciones de generaciones anteriores. Para él,
Cézanne quiso romper la placidez de la época
impresionista y "entrega la sensación de la divina
forma: el volumen, el espíritu de las cosas. Todos los
objetos pasan a cobrar importancia. Vibra su evangelio; la
vida sin artificios que algunos encuentran fea". Según
su interpretación social del arte, "el cubismo
es el presentimiento de trastornos formidables: lo demuestra
la guerra de 1914".
Estudio
del Pintor
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En abril de 1943, Gregorio de la Fuente ganó el concurso
público para decorar el interior de la Estación
de Ferrocarriles de la ciudad de Concepción. En el mural,
hoy declarado Monumento Nacional, trabajó junto a Sergio
Sotomayor y Julio Escámez, fue titulado “Latido
y Rutas de Concepción”. Se puede observar Concepción
con su escudo. En palabras de su autor: "También
figuran las grandes desgracias de la región, sus cataclismos,
las angustias de sus habitantes. En el trabajo está presente
el carbón, el telar, la agricultura y la cultura",
dejando un testimonio vivo del devenir histórico. El
primer viaje que emprendió fue a Argentina en 1943,
luego se marcho a Europa y en 1945 ganó una beca del
Gobierno francés. En la Francia de la post-guerra de
la Segunda Guerra Mundial, Gregorio estudió la pintura
al fresco, en concreto la pintura mural románica. Inauguró una
exposición, en febrero de 1948, en la galería
Roux-Hentschel, muy bien acogida por la crítica y por
Georges Pillement. Su obra destacaba por su carácter
social y el compromiso con la comunidad en sus mas altos valores.
El pintor se dedicó a viajar por Francia buscando murales,
recogiendo las influencias del cubismo de Cézanne o
el estilo de Picasso. En esta búsqueda pasó a
Italia y recibió influencias de la pintura mural del
Renacimiento italiano. Y en España estudiaría
a El Greco, Velásquez y Goya.
Fue profesor de la Cátedra
de Dibujo de 1946 hasta 1948. Cinco años más
tarde fue nombrado profesor de Cátedra de Pintura Mural,
cargo que ocupó hasta su jubilación.
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1950-1960 |
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De nuevo en Chile, desde 1948 Gregorio asumió la Cátedra
en el curso de iniciación hasta 1957. En sus exposiciones
de esos años se dejaban entrever su influencia francesa.
Dejó de lado la volumetría y la geometría
de los cuerpos, el movimiento lineal y los planos de color
y procuró mantener el elemento expresivo de sus personajes.
Pronto arremetió contra la tradición académica,
lo rígido y establecido. Fundamentalmente desde el caballete,
Autoretrato,
1952.
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es fácil olvidar la calidad del pintor, en particular
como retratista. No obstante, siendo un pintor que ahonda en
el color y sobre todo con los colores primarios (verde, amarillo
y rojo), no podía quedarse en el caballete y se lanza
al muralismo con su conocido afán social. Existe un
objetivo que desdeña lo íntimo para servir a
los otros, no como cartel o denuncia, sino como un arte de
lo humano que se siente y se realiza para los hombres, en especial
en épocas de pulsación multitudinaria. Es incuestionable
que la pintura mural tiene un sentido muy distinto al de la
pintura de caballete: éste puede ser todo lo vanguardista
que quiera y personalizado; aquél está destinado
a un público amplio, masivo, al hombre cotidiano para
reflejar a la persona, su realidad, su sentimiento y su entorno.
En ese ambiente artístico se creó Escafandra,
un grupo artístico con Camilo Mori, Mireya la Fuente
o Carlos Sotomayor. El grupo deseaba abandonar la Academia
para crear una pintura que, entre otros referentes, pretendía
eliminar toda referencia explícita a lo real.
En 1952,
Gregorio de la Fuente se trasladó a La Serena para realizar
el mural de la Estación de Ferrocarril por encargo de
la empresa Ferrocarriles del Estado. Allí mismo realizó también
el mural para la Caja de Crédito Minero, actualmente
Empresa Nacional de Minería y realizaría varios
murales más: en la estación de Los Andes (1953)
y en el hall central de la Caja de Empleados Municipales de
Santiago de Chile (1957). Murales todos en los que pone de
manifiesto su pensamiento, sentimiento e ideología de
compromiso con el pueblo chileno. En los años 50 existían
grupos artísticos como “Rectángulo” o
el “Grupo Signo”, donde se agrupaban los artistas
chilenos. Don Gregorio no quiso pertenecer a ninguno de ellos,
prefirió seguir su camino, por consiguiente decidió fundar
en 1953 su Academia de Pintura llamada en honor a su maestro
y guía “Juan Francisco González.”
Visitó México
y Guatemala en 1959. Fue comisionado por la facultad de Bellas
Artes para estudiar el movimiento muralista en ambos países.
Estos viajes de estudios permitieron a Don Gregorio seguir
estudiando las técnicas de los grandes muralistas de
estos países.
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1960-1970 |
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Del año
1962 hasta el año 1968 fue Director de la Casa de
la Cultura en Nuñoa, en Santiago. Así durante
aquellos años Don Gregorio multiplicó las exposiciones
de pintura en aquel lugar, dando la oportunidad a nuevos
artistas a dar a conocer sus propuestas bajo las diversas
técnicas de la plástica.
Fue nombrado comisario
de la Sección chilena en la VII Bienal de la ciudad
de Sao Paulo, en Brasil en septiembre de 1963. Integró una
muestra colectiva realizada en la Sala Libertad de la Universidad
de Chile de la Sede Ñuble, en Chillan, en la Sala
Central de Temuco y en la Sala Ercilla de la Universidad
del Norte en Antofagasta en 1965. Durante los años
60, el maestro realizó varios murales en casas particulares
tales como los ejecutados en Santiago, en la casa de la Señora
Malva de la Fuente de Jaime, en la residencia del señor
Leopoldo Dunner, en la residencia del señor Nicolas
Baculic actualmente de la familia Nieme en Coquimbo. Entre
los murales realizados en lugares públicos, se destacan
el de la Escuela del Mineral El Salvador - Chile, y en la
sede de la Cruz Roja de la Cisterna. En Noviembre de 1966,
fue nombrado miembro del jurado en el XIV Salón de
Arte Plástica de los Médicos, en Santiago efectuado
en la Caja de Previsión del Banco de Chile.
En 1964,
Gregorio de la Fuente convenció a los Decanos de las
distintas Facultades de Arte para que convocaran concursos
para contratar la ejecución de murales en las distintas
escuelas de la ciudad.
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1970-1980 |
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Jubilado en
1971, el maestro De la Fuente recibió un premio por
la retrospectiva de su obra de caballete en la Casa Central
de la Universidad de Chile y hasta su muerte se dedicó a
la docencia en su Academia y a exponer sus lienzos. El pronunciamiento
militar de 1973 en Chile, anularía en la sociedad
toda posibilidad de realizar un arte público. Conculcadas
las libertades, desde ese momento, Gregorio de la Fuente
se inhibió del ámbito público y se concentró en
su pintura, como medio de denuncia de las atrocidades de
la dictadura.
Su pintura era ya por completo abstracta, simplificando
los elementos lineales pero sin alejarse del realismo. Entre
1976 y 1978 viajó a España, profundizando en
la pintura hispánica y exponiendo en varios lugares,
como la Galería Arte Forum, la Sala de la Caja de Ahorros
en Valladolid, la vallisoletana Galería Studium , en
el Círculo de Bellas Artes valenciano y en una muestra
internacional que organizara en Barcelona la fundación
Joan Miró. Mostró obras abstractas, pero también
paisajes chilenos con reminiscencias de Cézanne.
Tras
su regreso a Chile, el pintor dejó de lado los elementos
cubistas y se dejó guiar por la razón hacia la
abstracción pura. Encerrado en su taller de la calle
Sorrento, calle que en su honor hoy lleva su nombre Gregorio
de la Fuente, coordinó la docencia en su academia con
distintas exposiciones.
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1980-2000 |
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Entre
los años 1986 y 1997 participó en el Concurso
Nacional de Arte para adultos mayores que tenía lugar
la primera semana de diciembre de cada año en Santiago
de Chile.
Último
Autoretrato, 1985.
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En 1988 fue llamado a restaurar el mural que realizara en
la estación de ferrocarriles de Concepción, ahora
ayudado por su yerno Nelson Santander.
Gregorio de la Fuente
fue seleccionado junto a otros artistas para recibir el Premio
Nacional que solía galardonar en Chile a un artista
por su trayectoria artística. Gregorio de la Fuente
recibió 27 distinciones desde 1930 y una de las últimas
fue la medalla de la Ilustre Municipalidad de Valdivia en 1988
en reconocimiento a su labor creadora y en 1992 el Ministerio
de Educación por Decreto declara Monumento Nacional
el mural ubicado en la Estación de Ferrocarriles de
ciudad de La Serena. En 1999 fue seleccionado para participar
en la Biennale Internazionale dell Arte Contemporáneo
en la italiana Florencia. En esa oportunidad una comisión
de expertos declaró al maestro De la Fuente como mejor
artista de la exposición y fue galardonado con el Premio
Lorenzo el Magnífico. Sin embargo el nunca fue consciente
de este premio debido a su grave enfermedad, pero fue el único
chileno en obtenerlo.
Foto
de 1994 para el periodico "El Mercurio".
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Fue en 1990 cuando ha sido seleccionado para recibir el
Premio Nacional, pero por desgracia ni aquel año ni
los años 1995 o 1997 lo consiguió. Aún
se realizaron exposiciones retrospectivas, como la organizada
por el departamento de Artes Plásticas de la Universidad
de La Serena (1993), o la del Museo Nacional de Bellas Artes
de Santiago de Chile (1994). La última exposición
del pintor fue la realizada en 1996 en Viña del Mar,
en la Galería Modigliani.
En 1998, cuando ya sólo
daba clases en su Academia y pintaba en su taller, restauró el
histórico mural del hall central de la Estación
de Los Andes, dedicado a la Hermandad Chilena-Argentina, ayudado
por su nieto Rodrigo Pablo Tobar de la Fuente.
Con problemas
renales y la necesidad de diálisis desde 1997, el maestro
continuó su labor y el 25 de noviembre de 1999, inauguró la
que fuera su última exposición de los alumnos
en su Academia. Fallecería el 28 de diciembre de 1999,
en el Instituto Geriátrico de Santiago de Chile.
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